Y un día descubrí que no podía volar…
Corrí a la montaña para el infinito observar
Cansancio al escalar, sentí hasta los huesos
pero el abismo me exaltó.
Asombro en mi rostro, furor en mi corazón
El palpitar me envuelve en un torbellino
La brisa juguetea con mi cuerpo haciéndolo vacilar
Me roza tan fuerte, que empiezo a notar su ansiosa pretensión,
de que vaya más allá
Más allá, llegaré?
Más allá, lo lograré?
– Y cómo?, si no puedes volar!
me lo dijo una voz tan lejana y fugaz
que apenas si alcancé a escuchar.
Y un ave se precipitó hacia mí
haciéndome retroceder
Haciéndome entender
que la brisa se burla de mí
que juega con mi integridad.
Mis caprichos torturan mi sobriedad
Designios reprimen mi osadía,
osadía de querer ser inmortal…
👍👍
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¿Lograrás volar? Buena pregunta. Yo pienso que sí, los sueños nos ponen alas y la poesía nos regala los paisajes de las emociones y los sentimientos. ¿No crees que eso es volar más alto que cualquier cima de la tierra? ¿No es eso la inmortalidad?
Salud.
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Que hermoso, y claro que sí, estoy totalmente de acuerdo con eso, solo que en éstas crónicas la chica quería volar literalmente, aquí se muestra un tema de locura, al que la chica se somete en algunos momentos de su vida, pero hay señales que la frenan y le dicen: – ey, reacciona, eso que harás será un suicidio… Como también en las crónicas de “El Mar”.
Gracias por leerme y compartir tus comentarios, un fuerte abrazo!
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Está claro, Rosa; tal vez por eso podría acabar viendo esta chica la posibilidad de realizar ese vuelo a través de los sueños y la poesía que, dicen, es sanadora. Un placer y mi abrazo.
¡Salud!
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